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domingo, 2 de marzo de 2014

Baja Bocarones - El Hierro 2013

Amigos, amigas y rocknrollas.


Amanecimos con una capa de nubes bastante gruesa que se asentaba a mitad de altura de la isla impidiendo ver el sol desde el mar, o el mar desde las montañas. La lluvia caía ligeramente. No fue ninguna complicación ya que me picaba curiosidad el bucear con mal tiempo. Recogimos el equipo del centro y nos montamos en la furgoneta camino del muelle, donde nos esperaba atracada la zodiac con Quique dentro. El equipo era el típico equipo guarrero Aqualung de centro de buceo, con el cual me sentía mas que familiarizado. Yo solo llevaba el ordenador y el traje semiseco del año de la polka del Decathlon que me había regalado Xavi.


Nos fuimos hacia el este, en dirección contraria a la reserva marina del Mar de las Calmas. La gente que venia en la inmersión ya la había hecho un par de veces antes, por lo visto era bastante famosa. El briefing fue dirigido esencialmente hacia mi, y tras algunas preguntas, entre ellas que era una baja (montaña o elevación en el fondo marino), y unas pequeñas explicaciones, bajo una ligera lluvia nos tiramos al mar. 


Las sensaciones en superficie fueron muy buenas, el traje funcionaba a la perfección. La escarpada ladera de la isla que se erguía sobre nosotros perdiéndose entre las nubes acojonaba bastante, como si en cualquier momento se fuera a derrumbar. Mire hacia abajo, y sentí esa sensación gratificante de volar que se siente la primera vez que miras al fondo. Este era muy pedregoso, nada como lo que había visto en el mediterráneo. Estaba cubierto principalmente de dos tipos de alga, la roja y la parda. Los pedruscos eran bastante grandes y el azul muy oscuro, muy marino, no tenia tonos verdosos si acaso magentas.


Comenzamos la inmersión siendo yo compañero de Quique. Según lo que habíamos hablado entre los dos, él realizaba inmersiones para todos los niveles, incluido el nivel lamer, por lo que yo creía que me esperaba una primera inmersión facilita de toma de contacto. Nada mas lejos de eso, a los pocos minutos el ordenador ya me estaba pitando, lo tenia configurada con la alarma a 20 metros, y ni siquiera habíamos llegado a la baja. Sinceramente no me preocupé en absoluto ya que estaba en estado catatónico flipando con el entorno. El caso es que llegamos hasta los 30 metros, no solo este día, sino en todas y cada una de las inmersiones que hicimos. No le di la mayor importancia, aunque fue una inconsciencia por mi parte, y una traición por parte de Quique. 


El plan era ir bajando por el lecho arenoso hasta la baja, darle una vuelta, continuar hasta su hermanita pequeña, pasar por el túnel, y volver al barco completando un triangulo.

Conforme descendíamos por la arena, se empezaba a vislumbrar la oscura silueta del pináculo, cuyas formas borrosas, así como su majestuosidad iban definiéndose conforme nos acercábamos. Vista de cerca era bastante alta, como un edificio de 4 o 5 pisos. Empezamos a darle la vuelta inspeccionando todos sus recovecos. Vimos un pequeño banco de jureles que salieron espantados de una cueva, un par de morenas y un harem de viejas con su macho comiendo de las paredes. La sensación de volar era aquí muy pronunciada porque tenía la referencia de un objeto que bajaba hasta el fondo desde mi altura, no estaba simplemente flotando sobre el agua como en otras ocasiones en las que realmente no llegas a percibir a la altura a la que te encuentras. Además, mirar hacia la superficie te hacia sentir mas pequeño aun al ver la silueta de la baja imponente sobre nuestras cabezas, rodeada de una corona de pececillos. 

Cuando terminamos con la baja mayor, nos fuimos hacia la baja mas pequeña, cruzando a través de un banco de arena. La corriente era muy fuerte y acabamos todos con la lengua fuera. Nos pegamos lo máximo posible al fondo arrastrándonos con la ayuda de las manos lo cual es buena técnica si no puedes con el aleteo. Allí vimos la langosta famosa que no sale de la cueva, y que me dio un susto de tres pares de pelotas. Estaba viendo a Quique con la cabeza metida en un recoveco indicándome que mirara, cuando mire, no sabia que coño había allí tan interesante, hasta que al girar la cabeza me encuentro con el bicho casi en la cara, y creerme que aunque son inofensivas, son unos bichos horribles. Para finalizar la inmersión, atravesamos la roca a través de un pequeño túnel por el que cabía máximo una persona. Supongo que la gente pensaría que eso era la polla y que molaría un montón y que sería una experiencia verdaderamente dramática, pero viéndolo con perspectiva, la emoción fue nula y el riesgo elevado. 

A continuación podéis ver las características de la inmersión registradas por mi ordenador de buceo Suunto Zoop:

Aquí tenéis el vídeo grabado con mi nueva GoPro Hero3 Silver configuración 1080p 30fps, Protune y WB en raw camera, editado con el Adobe After Effects y el Windows Movie Maker. Para todos los vídeos del hierro he elegido música de Enya ya que le da el toque de sosiego y tranquilidad que se sienten en esas aguas. Espero que os guste.



Buenas noches y bendiciones 
Marcuis






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